En ruinas

En ruinas

miércoles, 17 de abril de 2019

Sinfonía de un cadáver enamorado n°2

Y aquí estoy. Sentada en una parada de bus esperando para que me lleve a algún lugar en el que me sienta segura.
De repente me viene a la imagen un recuerdo, uno cálido y amistoso, uno de esos que te hace sonreír. Una lágrima asoma por mi ojo, seguida de una cascada de emociones en mi interior.
No puedo permitirme recordar. Aún no. "No es el momento para ello", me repito, intentando sosegar la soledad de mi corazón.

Un sentimiento confuso se abre paso entre mis entrañas: ¿qué siento realmente?
Mi cabeza no se aclara entre tanto ruido, aun estando la calle en silencio. Oigo los ecos de lo que ha sido y ya nunca será, retumbando por las paredes de todo mi ser. 

Sigo aquí. Y nada ha cambiado, aunque en realidad ya nada es lo mismo. Yo no soy la misma. Aceleran mis latidos al compás de las pisadas que doy, aunque sigo quieta. Sentada. Esperando. 
¿A qué? 
¿A que espero? 

No va a venir nadie a salvarme. Ya no hay salvación. 

La vida pasa ante mis ojos, y yo sigo aquí. Sentada. Esperando. 
No vas a aparecer. 
Lo sé. 
Pero 
yo
sigo aquí. 

lunes, 15 de abril de 2019

Sinfonía de un cadáver enamorado nº1

Tengo miedo. Tanto miedo que no sé asimilarlo. Y ni siquiera sé por dónde empezar; qué explicar, qué pensar, qué sentir. Me da tanto pavor quedarme sola con mis recuerdos. Aún duelen, se notan en el pecho. Cada vez que recuerdo tu sonrisa cuando me mirabas, cada vez que recuerdo tus ojos brillando por amor. 

Tengo miedo. Tanto miedo que no sé cómo apagarlo. Ya no sé cómo dirigir mi camino, no sé seguir adelante. No sin ti. 

Tengo miedo. Tengo tanto miedo que no puedo ni pensar. El viento fluye al compás de mi corazón rompiéndose en mil pedazos. Cada vez que te recuerdo. Cada vez que te miro en mi interior. 

Tengo miedo. Tengo miedo porque has dejado una huella en mí imborrable, inquebrantable, que ni siquiera los dioses podrían eliminar; una llama imposible de apagar. 

Tengo miedo. Pero no solo tengo miedo, tengo pánico a la soledad. Agonizando entre mis suspiros se encuentran los versos que no te pude decir y aún tengo en mi alma escondidos. Entonan una canción de despedida, un adiós que mis labios aún no han querido podido pronunciar. 

Tengo tanto... tanto miedo. 
Pero no solo tengo miedo. 
Aún me queda amor.