En ruinas

En ruinas

sábado, 8 de septiembre de 2012

Encantus

Capítulo 1
Esa noche escuché un sonido procedente de mi cocina. Me levanté sobre las 4 de la madrugada, un poco preocupada por si habría entrado algún ladrón en la casa. En seguida dispersé esas ideas de mi mente, para calmarme un poco. 
En cuanto llegué a la cocina, un suave aroma a canela me invadió. Miré pero no había nadie. Qué extraño. Habría sido mi imaginación. 
En cuanto me giré lo vi por primera vez. ¿Quién sería aquel chico de ojos verdes pentrantes? Supuse que sería de mi edad, que tendría unos 9 años aproximadamente. Extrañamente, no me asusté. Me quedé unos segundos así, mirándole, hasta que por fin conseguí pronunciar unas palabras.
-¿Qué haces aquí?
En un segundo desapareció ante mis ojos. Cuando llegué a mi cama, todo me pareció un simple sueño, una simple imaginación. Así que jamás le di demasiada importancia. 
Esa noche toda mi vida cambió, pero yo no sabría cómo ni por qué hasta que hubiesen pasado 8 años...

Cumplía 17. La tarta era una bazofia, mi familia era especialmente "encantadora" y ninguno de mis amigos estaba en el pueblo para venir. Vacaciones... ¡bah!
Ese día fue especialmente horrible. Mi abuela gritándome que soplase las velas(la pobre no estaba bien del oído), mi madre histérica porque no venía el payaso...(a mis edades, payasos...) y mi padre estresado porque su novia (especialmente tonta), no sabía cómo llegar a mi casa. 
Por lo menos, al acabar de soplar las velas, mi novio me llamó entusiasmado. Esa fue la única sorpresa de mi día... ¿feliz?
-Hola cariño, felicidades.
-Gracias amor. Tendrías que haber venido. Esto es un desastre.
-Vamos, tu familia te lo ha organizado con mucho entusiasmo.
-Sí vamos... el payaso es el regalo que yo quería que me hiciesen. Que, por cierto, acaba de llegar con globos de colores. Un cumpleaños fenomenal-irónicamente.
-Lo siento mucho, te lo compensaré. Me tengo que ir, adiós mi vida te quiero.
-Vale, adiós cariño.
Y colgué.
Pasé las horas que quedaban viendo cómo un payaso(aficionado, todo queda dicho), hacía formas(difusas y deformes) con los globos que traía en la mano. 
Al fin, llegó la noche y dormí plenamente bien en mi cama, que esperaba con mucho entusiasmo desde primera hora de la mañana.
De repente, me desperté. Miré el reloj. Las 4 de la madrugada. Al instante, oí un ruido en la cocina. Me levanté un poco alterada y extrañada. En mi mente los pensamientos chocaban unos contra otros, ya que esa situación me resultaba bastante familiar. ¿Cómo lo llaman? Deyabú. Entonces, di con la respuesta. Pero, ¿acaso eso no fue producto de mi imaginación? 
En la cocina, un extraño olor a canela me invadió. ¿Qué sería?
Sin pensar, me di la vuelta y allí estaba. Aquel muchacho de ojos penetrantes, aquel que había encontrado 8 años atrás en mis sueños.. ¿o no fue un sueño? Había crecido al igual que yo, y se acentuaban más las facciones de la cara.
El cabello castaño le caía en forma de melena. Repetí la misma pregunta de entonces...
-¿Qué haces aquí?
Y, entonces...




Si quieres saber cómo continúa, sigue visitando mi blog. En pocos días tendré el segundo capítulo. Gracias.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Contra la sociedad

A veces creo que solo quieren que nos jodamos la vida. Es así de simple.
Veo a la gente por la calle, gente sin camino por seguir.
Gente sin comida o sin un hogar en el que descansar. Gente que pide dinero.
¿Acaso alguien debería robar por una barra de pan? ¿Acaso alguien tiene que perder los derechos de una vida digna?
A veces creo que la gente no se da cuenta de todo esto.
La pobreza va aumentando cada día más y, quizá, seas tú el que mañana esté en esa situación.
Quiero ver un mundo con sonrisas, un mundo en el que de verdad se pueda sonreír.
Que no pierda la magia. Que cada vez que nos caigamos, nos levantemos.
Para toda esa gente, le dedico esta entrada, estas simples palabras que algún día, serán eficaces.
Escribo lo que pienso, lo que me dice el corazón, y ahora lo que me dice es que en esta mierda de sociedad deberían existir personas que, en vez de gastar, den.
La riqueza está sobrevalorada. El dinero no da la felicidad, pero te ayuda a ser feliz. No seamos hipócritas porque todos sabemos que necesitamos sobrevivir con un salario digno.
Y ver a esas personas, amigos, amigas, es lo más triste que puede haber en la vida.
Niños que mueren por mala alimentación, gente que se queda sin hogar, personas que no son felices.
Porque tú lo eres, ¿pero alguna vez has pensado en ellos?