Esa noche escuché un sonido procedente de mi cocina. Me levanté sobre las 4 de la madrugada, un poco preocupada por si habría entrado algún ladrón en la casa. En seguida dispersé esas ideas de mi mente, para calmarme un poco.
En cuanto llegué a la cocina, un suave aroma a canela me invadió. Miré pero no había nadie. Qué extraño. Habría sido mi imaginación.
En cuanto me giré lo vi por primera vez. ¿Quién sería aquel chico de ojos verdes pentrantes? Supuse que sería de mi edad, que tendría unos 9 años aproximadamente. Extrañamente, no me asusté. Me quedé unos segundos así, mirándole, hasta que por fin conseguí pronunciar unas palabras.
-¿Qué haces aquí?
En un segundo desapareció ante mis ojos. Cuando llegué a mi cama, todo me pareció un simple sueño, una simple imaginación. Así que jamás le di demasiada importancia.
Esa noche toda mi vida cambió, pero yo no sabría cómo ni por qué hasta que hubiesen pasado 8 años...
Cumplía 17. La tarta era una bazofia, mi familia era especialmente "encantadora" y ninguno de mis amigos estaba en el pueblo para venir. Vacaciones... ¡bah!
Ese día fue especialmente horrible. Mi abuela gritándome que soplase las velas(la pobre no estaba bien del oído), mi madre histérica porque no venía el payaso...(a mis edades, payasos...) y mi padre estresado porque su novia (especialmente tonta), no sabía cómo llegar a mi casa.
Por lo menos, al acabar de soplar las velas, mi novio me llamó entusiasmado. Esa fue la única sorpresa de mi día... ¿feliz?
-Hola cariño, felicidades.
-Gracias amor. Tendrías que haber venido. Esto es un desastre.
-Vamos, tu familia te lo ha organizado con mucho entusiasmo.
-Sí vamos... el payaso es el regalo que yo quería que me hiciesen. Que, por cierto, acaba de llegar con globos de colores. Un cumpleaños fenomenal-irónicamente.
-Lo siento mucho, te lo compensaré. Me tengo que ir, adiós mi vida te quiero.
-Vale, adiós cariño.
Y colgué.
Pasé las horas que quedaban viendo cómo un payaso(aficionado, todo queda dicho), hacía formas(difusas y deformes) con los globos que traía en la mano.
Al fin, llegó la noche y dormí plenamente bien en mi cama, que esperaba con mucho entusiasmo desde primera hora de la mañana.
De repente, me desperté. Miré el reloj. Las 4 de la madrugada. Al instante, oí un ruido en la cocina. Me levanté un poco alterada y extrañada. En mi mente los pensamientos chocaban unos contra otros, ya que esa situación me resultaba bastante familiar. ¿Cómo lo llaman? Deyabú. Entonces, di con la respuesta. Pero, ¿acaso eso no fue producto de mi imaginación?
En la cocina, un extraño olor a canela me invadió. ¿Qué sería?
Sin pensar, me di la vuelta y allí estaba. Aquel muchacho de ojos penetrantes, aquel que había encontrado 8 años atrás en mis sueños.. ¿o no fue un sueño? Había crecido al igual que yo, y se acentuaban más las facciones de la cara.
El cabello castaño le caía en forma de melena. Repetí la misma pregunta de entonces...
-¿Qué haces aquí?
Y, entonces...
Si quieres saber cómo continúa, sigue visitando mi blog. En pocos días tendré el segundo capítulo. Gracias.