En ruinas

En ruinas

sábado, 6 de diciembre de 2014

No pienses, solo escribe.

Todo está en un profundo cambio, todo cambia con el tiempo...
Escuchas canciones y sientes que ya nada es igual, que todo cambiará, y de hecho, lo está haciendo.
Intentas tocar el techo con las manos, pero no llegas. Inalcanzable.
Y, cuando lo haces, te sientes la persona más afortunada del mundo, te sientes poseedor de una estrella luminosa.
Todo acaba. 
De pronto esa estrella se escapa de tus manos y, bueno, vuelve a ese techo inalcanzable.
Como ya dije una vez en este blog, nuestras vidas son cambios continuos, "subes y bajas". 
En un momento concreto de la historia algo activa un mecanismo que lo transforma todo, hasta tus pensamientos o sentimientos.
Estás feliz, sonriente, y de pronto caes. Te levantas. Caes.
Cambios y cambiados, diferentes formas de ver la vida.
Aquella melodía que sonaba en tu cabeza de pequeña ya no sirve, no te consolará, ni tu llanto despertará a un hada con varita mágica que, por lo que se ve en las películas, no tiene mucho que hacer y decide meterse por en medio.
No, estás sola ante el peligro, e intentas luchar pero ya no te quedan fuerzas. Llega alguien que te hace feliz, que te hace subir... pero claro. "Caes"...
"Bajas"...
"¿Y ahora qué?", te preguntas. "¿Me quedo en el suelo?" No, hombre, que está frío y cogerás un costipado. 
Típica frase de madre, claro.
Levántate, hombre, que ya tienes una edad para madurar. De hecho, ya lo has hecho.
No sientas pena por tí mismo, nadie lo siente.
No hay nadie que te haga feliz, o lo había y se está esfumando, en tus narices.
No intentes detenerle, ya lo sabes, todo está en un profundo cambio...
No intentes llorar, tus lágrimas solo son saladas. "¿Sal en los ojos?". 
No intentes explicarte por qué se ha ido, solo se ha ido y ya está, no hay más.
Pequeña niña/o indefensa/o, deja de llorar las lágrimas saladas, no te quedes tirada en el suelo, no pierdas el tiempo...
Todo está en un profundo cambio, ¿recuerdas?
Quizá ya nadie llegue a tí.