En ruinas

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miércoles, 8 de mayo de 2013

Él y ella, oscuridad (chapter 2)


Él yacía frente al espejo, pensando en cada palabra que le había dicho ella. ¿Hacer lo que él quisiese? Si hubiese sido tan fácil…De repente, escuchó un ruido procedente de la misma habitación que había abandonado minutos antes. Era una especie de melodía…una melodía que le resultaba demasiado familiar. Le llegó un gélido aire y sus sospechas fueron confirmadas.
Se levantó corriendo y se dirigió de la misma manera hacia aquella estancia. Llegó tarde. Ella yacía en el suelo, inconsciente.
-Por favor despierta, por favor… ¿cómo has sido tan tonta? Todo esto ha sido por mi culpa. Lleva siéndolo desde hace siglos…no te vayas… ¡NO TE LA LLEVES!
Las lágrimas recorrían sus mejillas. La depositó sobre la cama e intentó reanimarla, pero fue fallido.
-Por favor…
Ni la más perfecta súplica podría devolverle el alma de aquel ser inerte, aunque con vida. El corazón seguía latente en su interior.
Él empezó a pensar en la raíz de todo aquello, en lo que había hecho que sus vidas fueran tan monótonas y tan vacías de amor. Sabía que no podía salir bien, sabía que jamás podrían ser felices… su amor fue marchitándose cual hoja de árbol en otoño. Durante el año ellos carecían de sentimientos, pero en cuanto el invierno se reflejaba en sus corazones, el dolor volvía a acentuarse en cada rincón de sus interiores. De pronto oyó una voz próxima a él. Esa voz era tan oscura como la propia persona que la desposaba. Se giró y allí estaba ella.
-Ha sido ella quien me ha llamado. Sabes que las reglas son las reglas. Lucifer siempre está encantado de tener almas nuevas.
-Pero, ¿por qué? Deja que vuelva.
-Ella ha decidido venir.
-Se morirá, y lo sabes.
-¿Acaso tú no lo estás ya?
Él sabía que aquel demonio en forma de delicada niñita tenía razón.
-Ella tiene vida. Solo dispone de 24 horas. Ella tiene vida.
-Lucifer siempre está encantado de tener almas nuevas.
-Lucifer siempre está encantado de presenciar el dolor de alguien.
-Tú más bien que nadie lo sabes.
-Ella va a vivir. Todavía la…
-¿Todavía la amas?
-Por supuesto, con cada rincón de mi ser. En cada célula de mi cuerpo, ella está presente.
-Muy bonito para alguien que no dispone de cuerpo. Es un poco contradictorio, ¿no crees?
-Quizá.
-Y bien, ¿qué vas  hacer?
-Deseo salvarla. Deseo hacerlo.
-Tú no tienes voto. Vendiste tu alma una vez muerto, y ahora la maldición te persigue; ya no tienes nada de valor.
-¿Y si consigo algo mejor que un alma?
-¿Cómo qué?
-Como lo que Lucifer tanto anda buscando.
-Solo tienes 24 horas, y es imposible encontrarlo.
-¿Imposible? Llámalo improbable, llámalo increíble, llámalo incierto; no lo llames imposible.
-Bien. A partir de ahora tienes 23 horas, 36 minutos y 17 segundos. ¿Qué vas a hacer, pequeña alma maldita?

Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.