Él yacía frente al espejo, pensando en cada palabra que le había dicho ella. ¿Hacer lo que él quisiese? Si hubiese sido tan fácil…De repente, escuchó un ruido procedente de la misma habitación que había abandonado minutos antes. Era una especie de melodía…una melodía que le resultaba demasiado familiar. Le llegó un gélido aire y sus sospechas fueron confirmadas.
Se levantó corriendo y se
dirigió de la misma manera hacia aquella estancia. Llegó tarde. Ella yacía en
el suelo, inconsciente.
-Por favor despierta, por
favor… ¿cómo has sido tan tonta? Todo esto ha sido por mi culpa. Lleva siéndolo
desde hace siglos…no te vayas… ¡NO TE LA LLEVES!
Las lágrimas recorrían sus
mejillas. La depositó sobre la cama e intentó reanimarla, pero fue fallido.
-Por favor…
Ni la más perfecta súplica
podría devolverle el alma de aquel ser inerte, aunque con vida. El corazón
seguía latente en su interior.
Él empezó a pensar en la
raíz de todo aquello, en lo que había hecho que sus vidas fueran tan monótonas
y tan vacías de amor. Sabía que no podía salir bien, sabía que jamás podrían
ser felices… su amor fue marchitándose cual hoja de árbol en otoño. Durante el
año ellos carecían de sentimientos, pero en cuanto el invierno se reflejaba en
sus corazones, el dolor volvía a acentuarse en cada rincón de sus interiores.
De pronto oyó una voz próxima a él. Esa voz era tan oscura como la propia
persona que la desposaba. Se giró y allí estaba ella.
-Ha sido ella quien me ha
llamado. Sabes que las reglas son las reglas. Lucifer siempre está encantado de
tener almas nuevas.
-Pero, ¿por qué? Deja que
vuelva.
-Ella ha decidido venir.
-Se morirá, y lo sabes.
-¿Acaso tú no lo estás ya?
Él sabía que aquel demonio
en forma de delicada niñita tenía razón.
-Ella tiene vida. Solo
dispone de 24 horas. Ella tiene vida.
-Lucifer siempre está
encantado de tener almas nuevas.
-Lucifer siempre está
encantado de presenciar el dolor de alguien.
-Tú más bien que nadie lo
sabes.
-Ella va a vivir. Todavía
la…
-¿Todavía la amas?
-Por supuesto, con cada
rincón de mi ser. En cada célula de mi cuerpo, ella está presente.
-Muy bonito para alguien que
no dispone de cuerpo. Es un poco contradictorio, ¿no crees?
-Quizá.
-Y bien, ¿qué vas hacer?
-Deseo salvarla. Deseo
hacerlo.
-Tú no tienes voto. Vendiste
tu alma una vez muerto, y ahora la maldición te persigue; ya no tienes nada de
valor.
-¿Y si consigo algo mejor
que un alma?
-¿Cómo qué?
-Como lo que Lucifer tanto
anda buscando.
-Solo tienes 24 horas, y es
imposible encontrarlo.
-¿Imposible? Llámalo
improbable, llámalo increíble, llámalo incierto; no lo llames imposible.
-Bien. A partir de ahora
tienes 23 horas, 36 minutos y 17 segundos. ¿Qué vas a hacer, pequeña alma
maldita?
Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.
Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.