Solamente se oía el sonido
de la lluvia al caer. En cuanto a las nubes, cada vez se aproximaban más a la
costa. El perfecto aroma del mar inundaba la estancia. Las pequeñas gotas que
caían le anunciaban que pronto llegaría el invierno. En cuanto se giró vio sus
pequeños ojos azules, escrutándole desde la penumbra.
-Pronto llegará el frío.
-Lo se.
-Se aproxima… y lo sabes. Lo
sabes muy bien.
-¿Y qué quieres que haga?
Silencio. Habían tenido
tantas veces aquella discusión…
-Haz lo que quieras.
Ella ya estaba cansada,
cansada de aquella conversación.
Tenían tantos secretos
ocultos tras las paredes de su casa…tantos secretos guardados durante años…
En un susurro, él se posó
junto a ella, la aproximó a la pared y comenzó a mordisquearle lentamente el
cuello. Ella, impertérrita, fingió sonreír. Miraba hacia todas partes,
esperando que llegase alguna cosa que lograse que aquella alma en pena pudiese
ser feliz; esperando en falso.
-Basta.
-Pero si solo acabo de
empez…
-Basta, he dicho.
Se separó lentamente de ella,
dejándola respirar, dejándola inspirar un poco de aquella libertad que tan poco
saboreaba.
Mientras se alejaba ella le
oyó murmurar algo inteligible, que al repetirlo entendió de inmediato:
-Idiota.
Todo se inundó de calma en
cuanto él salió de la estancia. Ella miraba atónita la lluvia caer en aquel mar
lleno de calma. A veces soñaba con ser ese mar, con sentir su libertad, su
espíritu. De pronto comenzó a llorar. Pensó que quizá, algún día, podría llegar
a ser como las olas… tan llenas de elegancia, pero a la vez tan rebeldes.
Se separó cautelosamente de
la ventana y la cerró con sumo cuidado. Mientras vagaba por la habitación en un
extraño trance, murmuró entre sollozos una canción...
Quién tendrá que abrir
Los sueños de la niña
Quién oirá descubrir
Lo que un día me dijo
Es un árbol sin color
El mar me dio su alegría
El perder el amor
De toda su mentira
Alza voces del cristal
El inframundo va a cantar
Comienza la soledad
Comienza la fantasía
De repente, frente al
cristal apareció una pequeña sombra. Ella la miró sin ningún atisbo de energía
en su mirada, como si estuviese segura de lo que pasaría. De repente, una
pequeña niña apareció en la habitación. Era pequeña y de larga melena rubia.
Sus ojos eran del color del fuego, por lo tanto su mirada era el mismo
infierno. Sus facciones demacradas dejaban entrever un aspecto sombrío…tan
sombrío como la luna vestida de rojo. Dejó escapar un bufido. Después de este,
la habitación se tornó gélida cual hielo, y la niña siguió la canción que ella
había comenzado… pero esta lo hacía con un sonido gutural…enfermizo…demoníaco…
15 notas te diré
Cada melodía
En esta mansión yo tendré
Un poco de sintonía
Solamente cree en Dios
Si aquel tiene manos frías
El calor de mis manos
Te dejarán llevar
Si tú cantas esta canción
Tu alma me llevaré
En esta casa del terror
Tú serás un peón
Frente a mi dolor
Tú alma pide perdón….
Frente a mi corazón
Que se va junto a tu vida….
La niña dejó entrever una
maliciosa sonrisa y, después, desapareció.
Ella se quedó otra vez sola
en aquella estancia que había presenciado, ni más ni menos, la entrada de la
oscuridad en persona.
Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.