En ruinas

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sábado, 22 de diciembre de 2012

La época de las ilusiones

De pequeña pensaba en la Navidad durante todo el año. Cuando llegaba mis ojos siempre tenían aquel resplandor ilusionado. MI padre y yo siempre montábamos el árbol juntos. Yo cogía las largas tiras de navidad y jugaba con ellas. Colgaba adornos... Mi padre siempre me decía: También hay que poner detrás del árbol, para que aparente más. Y lo hacíamos. 
Un día descubrí algo insólito y que no me podía creer...Reyes Magos, Papá Noel...simples tonterías, ¿no?
Pues no chic@s. Cuando descubrí que eran siempre mis padres los que inundaban mi mente de esperanzas e ilusiones creerme que me decepcioné, pero, descubrí algo muy importante en aquel momento; la ilusión de los niños es lo que hace la Navidad, y no los regalos. Ese atisbo de energía que presentan cuando dejan la leche al lado del árbol y que, al levantarse, ha desaparecido. Esa alegría que tienen al abrir los regalos y...cómo no... su felicidad, su sonrisa. Esa sonrisa que se les queda al ver que, como habían pedido en la carta, le traen lo que deseaban. Y todo eso, lo aprendí de mi padre. El día que descubrí la mentira, miré a mi padre y me dijo con voz firme:
-Amparo, lo más importante de la Navidad es la ilusión de los niños. Eso es lo que importa.
Y ahí me quedó todo claro. 
Des de que ya no está las navidades son ahora un poco más vacías, pero yo sigo celebrándolas; por él. Le encantaban estas fechas y yo disfrutaba con él. Ahora se hacen un poco más pesimistas y más pesadumbres...pero se que él las sigue viviendo conmigo.
Y por eso, soy feliz, porque pienso en todo lo que tengo que, aunque para algunos sea poco, para mí es mucho.
Una madre que todos desearían tener, unos amigos incalculables, un tío que vale millones, los mejores abuelos y, como no, a mi padre, porque se que él sigue conmigo. Y sí, no soy rica, y la mayor parte de mi familia se ha olvidado de que existo; la familia que sí le importo está teniendo grandes problemas de salud; también hay problemas económicos y...aquí me tenéis, siguiendo el día a día, sonriendo. Porque la verdad, todos podemos ser felices si queremos, solo hay que ser feliz con lo que tenemos, sea poco o mucho. 
Y puede que la vida te haga muchas decepciones pero, ya sabéis, es como un cable: sabes el principio y el final, pero nunca sabrás los nudos en los que podrás estar.
Y claro que los regalos importan, pero creo que es más lleno ver la sonrisa de un niño con ilusión.