En ruinas

En ruinas

domingo, 13 de octubre de 2013

Él y ella, oscuridad (chapter 5)


Ella sabía que aquel recuerdo aún le producía dolor en el corazón. Ella sabía que jamás podría olvidar aquellas lágrimas derramadas.
En cuanto observó que la sangre no emanaba de su cuerpo, sintió que todo el mundo recaía sobre ella. Pero le amaba. Le amaba con todas sus fuerzas. Aceptó seguir con él. Aceptó seguir con aquella bestia, con aquella alma demoníaca. Lo aceptó.
Aún recodaba aquellas noches de lujuria durante los primeros años. En invierno todo era amor, pasión…y en cuanto acababa él no mostraba ningún sentimiento. Ella lo entendía, pero jamás lo llegó a comprender del todo. En aquel momento comenzó a crecer su angustia, su inseguridad…hasta que explotó.
Por eso ella estaba ahí ahora. Por eso ella vendió su alma a Lucifer. Quizá podía pedirle lo mismo que le pidió él en su momento. Pero había un fallo en esta operación, y es que ella todavía seguía viva. ¿Qué iba a hacer? Ni ella misma tenía la más remota idea.
Anduvo durante minutos, que le parecieron horas, hasta llegar hasta aquello que tanto había ansiado durante años: el trono de Lucifer.
Sonó una voz tan profunda y tan oscura que ni ella misma podría haberla descrito. Era la voz del mal, la voz de las pesadillas.
-Alma. Un alma. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me has invocado? ¿Acaso estás muerta, o viva? Responde.
-Yo...yo....yo…sigo estando viva.
-Viva… tu corazón sigue latiendo. Pronto dejará de hacerlo. Has decidido vender tu alma. Lo has decidido. Ya no hay vuelta atrás. ¿Deseas alguna condición?
-Deseo una condición.
-Exponla, pues.
Ella mordió su labio inferior. Y entonces recordó.
Hacía tiempo que no sonreía, pero en ese momento lo hizo. Aquel día, antes de que surgiese la tragedia, ella mordió su labio inferior. Ella le deseaba. Ella le seguía deseando. Ella le amaba. Ella tenía que salvarlo.
-Juguemos a un juego.
-¿A un juego has dicho?
-Justo. Tú quieres un alma. Yo he ofrecido mi alma en pena. Tengo tanto dolor dentro de ella que te deleitarías con ella como cual niño con su juguete nuevo.
-Ajá.
-Sin embargo, yo se que tú buscas algo que yo tengo.
-¿Qué yo busco algo tuyo?
-Sí. Pues bien, yo te propongo una cosa: yo te doy aquello que tanto has ansiado durante tu larga existencia, y a cambio me liberas a mí y a…
-¿Dos almas?
-Dos almas. Y liberas a mi amado.
-A tu amado… explícate un poco más, miserable humana.
Empezó a captar un poco de frialdad en su voz (más de la que ya existía en ella). Ella comenzó a ponerse nerviosa. ¿Y si no funcionaba?
-Aquel que vendió su alma por su vida. En invierno retornan sus sentimientos; durante el resto del año carece de ellos.
-Con que tú eres su pequeña enamorada. Tantos años de dolor… tu alma tiene un buen precio. ¿Qué cosa hay en este universo que desee más?
-¿Has oído hablar de… la Caja de los Secretos?
Y surgió el efecto que ella estaba esperando. Él se asombró ante tal declaración. Él comenzó a temblar. ¡Lucifer temblaba! Ella dejó escapar una maliciosa sonrisa.
-¿Qué pasa con esa caja?
Parecía que había recompuesto su compostura. La pequeña pero diabólica niña se ensombreció por un momento. Ella tamibén sabía de su existencia.
-Quizá esa caja esté bajo mi poder.
-Es una caja ancestral. Es una caja que ningún ser humano podría tener. Miserable. ¡Me intentas engañar!
-¿Y si yo no fuese una mortal?

viernes, 28 de junio de 2013

Él y ella, oscuridad (chapter 4)


Mientras él recorría las calles de la ciudad de los muertos, pensó en aquel día fatídico el cual jamás podría olvidar. Recordó sus palabras, recordó el dolor que conllevaba en estas, pero sobretodo recuerda cuántas lágrimas se derramaron aquel día.


-Yo estoy muerto.
-Mu…mu…¿muerto?
-Muerto. De pies a cabeza. De cabeza a pies. Lo que ves es mi alma. Mi alma maldita, he de decir.
-¿Perdón?
-Se que parece increíble, pero es verdad. Morí hace años en un accidente de avión. 25 de mayo de 1945. Llegué a la ciudad e los muertos, atónito y estupefacto. Había oído en vida algunos cánticos para vender el alma al diablo a cambio de alguna cosa, y se confirmaron cuando uno de los míos me lo contó. Habló de una especie de canción que solo los demonios podían escuchar. Aquella canción era la puerta al mismísimo infierno. Yo era tan joven y tan inexperto, y estaba tan asustado, que no dudé ni un minuto en realizarlo.
Invoqué aquella canción, la invoqué con todas las fuerzas que un alma puede tener.

Quién tendrá que abrir

Los sueños de la niña

Quién oirá descubrir

Lo que un día me dijo



Es un árbol sin color

El mar me dio su alegría

El perder el amor

De toda su mentira



Alza voces del cristal

El inframundo va ha cantar

Comienza la soledad

Comienza la fantasía



15 notas te diré

Cada melodía

En esta mansión yo tendré

Un poco de sintonía



Solamente cree en Dios

Si aquel tiene manos frías

El calor de mis manos

Te dejarán llevar



Si tú cantas esta canción

Tu alma me llevaré

En esta casa del terror

Tú serás un peón





Frente a mi dolor

Tú alma pide perdón….

Frente a mi corazón

Que se va junto a tu vida….


>>Una niña surgió de aquel cántico. Era tan irreal, tan perfecta, tan delicada… y a la vez tan mortífera. Ella me condujo hasta el altar del mismísimo Lucifer, e hice mi propuesta. Vender mi alma a su servicio, por volver a vivir. Él me explicó que no podía devolverme la vida durante todo el tiempo, pero que sí podía hacerlo en algunos momentos determinados, y que a cambio en el tiempo que estuviese sin vida, tendría que acarrear tareas demoníacas; tareas de Lucifer. Jamás pensé que podría mandarme semejantes atrocidades. Por eso acepté. En invierno, yo recobraría mi cuerpo, mi alma. Durante ese tiempo yo sería un humano… un humano maldito. Un humano oscuro. Un humano inconsciente. Un humano que debía pagar por sus injusticias. Un humano con sentimientos. Un humano con malvados sentimientos. Una eternidad de duro castigo, a cambio de unos meses corpóreos. Un precio injusto; durante el invierno yo tengo sentimientos…durante el invierno me castigo por mis crímenes del pasado.
>>Y aquí estoy. Amándote. Jamás había amado a alguien como lo he hecho contigo. Por eso siempre estoy de viaje. Por eso solo aparezco en invierno. Pero ahora, hay algo que puede devolverme la sonrisa en mis meses corpóreos; tú.

>>No bromeo. Nunca bromearía con tal cosa. Si no me crees… mira.
Él rompió el espejo en pedazos y se clavó el trozo más afilado en el hueco de su corazón. Ella dejó escapar un grito ahogado. Ella observó que no sangraba, que no moría…porque ya lo estaba. Ella comenzó a llorar. Ella le abrazó. Ella le besó. Ella le susurró:
-Yo te haré compañía en tu maldición.
Pero el posó uno de sus carnosos dedos en los labios de ella y le dijo:
-Jamás dejaré que hagas tal atrocidad.


Pudo sentir su dolor en aquellas lágrimas. No debería de haberla dejado quedarse con él. Los primeros años los pasaron enamorados, ardientes. Los años que le secundaron no fueron tan expectantes. En cuanto él dejaba de sentir, ella dejaba de hacerlo también. En invierno él se torturaba, y la torturaba a ella. Le decía cosas sin sentido, la dejaba vagar sola por aquellas habitaciones que tanto ocultaban. En los meses en los que él debía sentir, ya no sentía nada. Aquello se había convertido en un infierno solitario; un infierno de dos.
Ella estaba agotada de todo aquello, y él lo sabía. Pero jamás hizo nada. No hizo nada para evitarlo. Para evitar aquello.
Aturdido andaba por las calles muertas, literalmente, de aquel mundo muerto, olvidado, en el cual yacían las almas de los que todavía podían ser felices. Quizá jamás encontraría aquello. Quizá jamás lograría llegar a tiempo para salvarla. ¿De qué merecía pues, vivir en aquella maldición si no estaba ella junto a él? Él sabía que había cometido un error: haber dejado que ella se enamorara de él.

Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.

 

jueves, 27 de junio de 2013

Él y ella, oscuridad (chapter 3)


Ella se dispuso a entrar en aquel reino donde el invierno jamás llegaba y en donde el sufrimiento se hacía latente.
Un alma vendida.
Ella conocía ese mundo mejor que nadie. Ella conocía su propio infierno del que jamás podría escapar. Recordaba aquel día en el que todo se tornó gris…
Aquel día decidió que él sería el amor de su vida. Su pasión era tan ardiente como el mismísimo infierno. Él estaba allí, esperándola. La besó por vez primera. Antes de entrar en aquella casa, observó cómo las gotas caían lentamente en aquel mar que tanto le agradaba. Le recordaba a ella, tan fuerte y tan soberbia, tan rebelde y a al vez tan elegante. Miró el cielo cubierto de poderosas nubes grises; era el principio del invierno.
En cuanto entraron, ella le volvió a besar. Este fue un beso cálido y rebosante de alegría. Subieron las escaleras hasta llegar a una habitación. Ella se mordía el labio, nerviosa ante tal expectación. Él comenzó a desnudarla lentamente mientras ella hacía lo mismo con él. Se sentía como en una nube. Ella le revolvió el cabello mientras dejaba que sus almas se juntaran. Sudorosa, pronunció en la oreja de él un simple y corriente te quiero, pero tan cargado de pasión que hasta los ángeles quedarían atónitos ante tal espectáculo. Las miradas eran puro fuego. Él sonreía. Ella sonreía.
Después de dos horas, ella yacía feliz en la cama, mirando pensativa hacia el techo. Pensaba en lo que podrían hacer de ahí en adelante. Matrimonio, hijos, una vida feliz…
Pero, en cuanto la ropa tapó el secreto que tanto estuvieron escondiendo hasta aquel día, ella notó en él un atisbo de preocupación.
-¿Qué pasa cariño?
-Yo… yo… no puedo aguantarlo más. He de ser sincero contigo. He de serlo. He de serlo… Yo… yo…
-Tú…
-Yo… no tengo cuerpo.
Ella lo tomó como un chiste. Se rió. Pero dejó de hacerlo en cuanto vio que él no lo hacía.
-¿Qué quieres decir?
-Yo estoy muerto. 
Después de aquellas palabras, no recordaba nada que le hubiese producido tanto dolor. Aquella maldita maldición…aquel maldito mentiroso…
Pero ella le amaba, al fin y al cabo. ¿Qué por qué había decidido vender su alma al diablo? Porque ya no aguantaba más. Aquel dolor invernal. Aquel dolor año tras año. Aquel sentimiento muerto.
Ella todavía le amaba…¿pero a qué precio?

Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Él y ella, oscuridad (chapter 2)


Él yacía frente al espejo, pensando en cada palabra que le había dicho ella. ¿Hacer lo que él quisiese? Si hubiese sido tan fácil…De repente, escuchó un ruido procedente de la misma habitación que había abandonado minutos antes. Era una especie de melodía…una melodía que le resultaba demasiado familiar. Le llegó un gélido aire y sus sospechas fueron confirmadas.
Se levantó corriendo y se dirigió de la misma manera hacia aquella estancia. Llegó tarde. Ella yacía en el suelo, inconsciente.
-Por favor despierta, por favor… ¿cómo has sido tan tonta? Todo esto ha sido por mi culpa. Lleva siéndolo desde hace siglos…no te vayas… ¡NO TE LA LLEVES!
Las lágrimas recorrían sus mejillas. La depositó sobre la cama e intentó reanimarla, pero fue fallido.
-Por favor…
Ni la más perfecta súplica podría devolverle el alma de aquel ser inerte, aunque con vida. El corazón seguía latente en su interior.
Él empezó a pensar en la raíz de todo aquello, en lo que había hecho que sus vidas fueran tan monótonas y tan vacías de amor. Sabía que no podía salir bien, sabía que jamás podrían ser felices… su amor fue marchitándose cual hoja de árbol en otoño. Durante el año ellos carecían de sentimientos, pero en cuanto el invierno se reflejaba en sus corazones, el dolor volvía a acentuarse en cada rincón de sus interiores. De pronto oyó una voz próxima a él. Esa voz era tan oscura como la propia persona que la desposaba. Se giró y allí estaba ella.
-Ha sido ella quien me ha llamado. Sabes que las reglas son las reglas. Lucifer siempre está encantado de tener almas nuevas.
-Pero, ¿por qué? Deja que vuelva.
-Ella ha decidido venir.
-Se morirá, y lo sabes.
-¿Acaso tú no lo estás ya?
Él sabía que aquel demonio en forma de delicada niñita tenía razón.
-Ella tiene vida. Solo dispone de 24 horas. Ella tiene vida.
-Lucifer siempre está encantado de tener almas nuevas.
-Lucifer siempre está encantado de presenciar el dolor de alguien.
-Tú más bien que nadie lo sabes.
-Ella va a vivir. Todavía la…
-¿Todavía la amas?
-Por supuesto, con cada rincón de mi ser. En cada célula de mi cuerpo, ella está presente.
-Muy bonito para alguien que no dispone de cuerpo. Es un poco contradictorio, ¿no crees?
-Quizá.
-Y bien, ¿qué vas  hacer?
-Deseo salvarla. Deseo hacerlo.
-Tú no tienes voto. Vendiste tu alma una vez muerto, y ahora la maldición te persigue; ya no tienes nada de valor.
-¿Y si consigo algo mejor que un alma?
-¿Cómo qué?
-Como lo que Lucifer tanto anda buscando.
-Solo tienes 24 horas, y es imposible encontrarlo.
-¿Imposible? Llámalo improbable, llámalo increíble, llámalo incierto; no lo llames imposible.
-Bien. A partir de ahora tienes 23 horas, 36 minutos y 17 segundos. ¿Qué vas a hacer, pequeña alma maldita?

Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Él y ella, oscuridad. (Chapter 1)


Solamente se oía el sonido de la lluvia al caer. En cuanto a las nubes, cada vez se aproximaban más a la costa. El perfecto aroma del mar inundaba la estancia. Las pequeñas gotas que caían le anunciaban que pronto llegaría el invierno. En cuanto se giró vio sus pequeños ojos azules, escrutándole desde la penumbra.
-Pronto llegará el frío.
-Lo se.
-Se aproxima… y lo sabes. Lo sabes muy bien.
-¿Y qué quieres que haga?
Silencio. Habían tenido tantas veces aquella discusión…
-Haz lo que quieras.
Ella ya estaba cansada, cansada de aquella conversación.
Tenían tantos secretos ocultos tras las paredes de su casa…tantos secretos guardados durante años…
En un susurro, él se posó junto a ella, la aproximó a la pared y comenzó a mordisquearle lentamente el cuello. Ella, impertérrita, fingió sonreír. Miraba hacia todas partes, esperando que llegase alguna cosa que lograse que aquella alma en pena pudiese ser feliz; esperando en falso.
-Basta.
-Pero si solo acabo de empez…
-Basta, he dicho.
Se separó lentamente de ella, dejándola respirar, dejándola inspirar un poco de aquella libertad que tan poco saboreaba.
Mientras se alejaba ella le oyó murmurar algo inteligible, que al repetirlo entendió de inmediato:
-Idiota.
Todo se inundó de calma en cuanto él salió de la estancia. Ella miraba atónita la lluvia caer en aquel mar lleno de calma. A veces soñaba con ser ese mar, con sentir su libertad, su espíritu. De pronto comenzó a llorar. Pensó que quizá, algún día, podría llegar a ser como las olas… tan llenas de elegancia, pero a la vez tan rebeldes.
Se separó cautelosamente de la ventana y la cerró con sumo cuidado. Mientras vagaba por la habitación en un extraño trance, murmuró entre sollozos una canción...
Quién tendrá que abrir
Los sueños de la niña
Quién oirá descubrir
Lo que un día me dijo

Es un árbol sin color
El mar me dio su alegría
El perder el amor
De toda su mentira

Alza voces del cristal
El inframundo va a cantar
Comienza la soledad
Comienza la fantasía

De repente, frente al cristal apareció una pequeña sombra. Ella la miró sin ningún atisbo de energía en su mirada, como si estuviese segura de lo que pasaría. De repente, una pequeña niña apareció en la habitación. Era pequeña y de larga melena rubia. Sus ojos eran del color del fuego, por lo tanto su mirada era el mismo infierno. Sus facciones demacradas dejaban entrever un aspecto sombrío…tan sombrío como la luna vestida de rojo. Dejó escapar un bufido. Después de este, la habitación se tornó gélida cual hielo, y la niña siguió la canción que ella había comenzado… pero esta lo hacía con un sonido gutural…enfermizo…demoníaco…
           
15 notas te diré
Cada melodía
En esta mansión yo tendré
Un poco de sintonía

Solamente cree en Dios
Si aquel tiene manos frías
El calor de mis manos
Te dejarán llevar

Si tú cantas esta canción
Tu alma me llevaré
En esta casa del terror
Tú serás un peón

Frente a mi dolor
Tú alma pide perdón….
Frente a mi corazón
Que se va junto a tu vida….

La niña dejó entrever una maliciosa sonrisa y, después, desapareció.
Ella se quedó otra vez sola en aquella estancia que había presenciado, ni más ni menos, la entrada de la oscuridad en persona.




Nota de la autora: La continuación la publicaré dentro de unos días. Gracias por leerme.


            

miércoles, 27 de febrero de 2013

Falles.

Més que un sentiment. Més que una festa. És la meua vida.

Les Falles, festa valenciana. Des de sempre i per a sempre.
En un petit racó d'Espanya, la festa de les Falles sempre ha estat present en tots nosaltres. València és la reina de les Falles...València SÓN les falles. I jo soc part d'elles. Que sempre m'han animat quan no estava bé, que sempre han sigut la meua festa preferida... l'olor a pòlvora, els petards, la mascletà... Les vestits. Oh, eixos vestits gegants, pesants, però a la vegada significants, amb bellessa.
Les Falles...presents en el meu cor durant tot l'any.
Quan finalitzen una part d'ell se'n va amb elles... i quan tornen, eixe sentiment torna amb mi.
Qui soc jo? Estimant de les falles...estimant dels himnes...estimant, de ser valenciana.




domingo, 17 de febrero de 2013

La lucha contra el destino


Tuve la mala suerte de nacer chica. En mi mundo, las chicas no son más que simples criadas, simples obreras trabajadoras. Me recuerdan a las hormigas: pequeñas criaturas que recolectan y guardan todo su trabajo para una persona que no hace nada. Lo único que nos diferencia de ellas, es que la que recibe todo el beneficio es una chica; la reina. Pero ahora no estamos hablando de las hormigas, sino de las personas en sí. En mi ciudad las mujeres no pueden ir vestidas como quieren, no pueden dejar entrever su pelo, ni tan siquiera pueden hablar sin que se les permita. Y, cómo no, nos dirigen los hombres.
Se que no soy más que una simple mujer en manos del mundo, a quien pueden controlar, pero algún día, todo esto cambiará.
Y, con estas reflexiones, me acordé de un pequeño cuento que me contaba mi abuela de niña. Creo que comenzaba….

La mujer del árabe nunca habla, solo escucha. La mujer del árabe nunca deja entrever sus encantos de mujer, solo tapa sus bellezas. La mujer del árabe es dirigida por el árabe. Pero existió una vez, una pequeña. Su nombre era… Aamaal, que significa esperanzas, aspiraciones. Esa chica creció en el entorno más desagradable que ha existido aquí. Su padre, era el hombre más respetado de la ciudad, ya que cumplía las leyes árabes con mucha minuciosidad. Y ella, por desgracia, vivía de su malicia. Un día, le pidieron al padre un favor; buscar esposa para el hijo de un gran amigo suyo. Y sí, la eligieron a ella. Sus rasgos eran finos y delicados, su pelo-siempre tapado, he de decir- era de un asombrante color dorado, y sus ojos eran cristalinos cual agua de arroyo; no eran los rasgos característicos de una niña árabe. Su padre lucía orgulloso de ella por toda la ciudad, y más aún cuando dio a conocer la noticia de su prominente matrimonio. Todos esperan, expectantes, el gran acontecimiento. Por fin habían casado a la pequeña niña de tal personaje público. Y llegó el día de la boda. La niña, pobre incauta, solo tenía 15 años, y no pretendía casarse. Su inteligencia sobrepasó los límites de nuestras leyes, e ideó un plan. Consiguió las serpientes en el bazar Negro-lo llamaban así por vender objetos o materiales ilegales- y las preparó. Con tan solo unos días, las había domesticado; tenían una importante misión.
Como cabía esperar, acudieron al acontecimiento más de la mitad de la población que residía en dicha ciudad. La niña, esperó. Cuado se colocó justo en el altar, silbó. Todos los presentes quedaron atónitos ante tal acto, pero nadie dijo nada. En cuestión de segundos, las decenas de serpientes bajaron de las paredes, salieron de sus escondrijos más ocultos, y aterrorizaron a la gente. Aamaal estaba riéndose a carcajadas, y su esposo huyó atemorizado. En ese momento, ella escapó por la puerta principal, y jamás se le volvió a ver por ahí.


Y, así, terminaba el cuento. Lo que quería explicar mi abuela era que Aamaal, siendo una chica, fue más inteligente que los que presenciaron la boda en su estado más dramático. Aamaal huyó por vivir en un mundo mejor, desafiando las leyes árabes con toda su integridad. Ella, fue la primera chica árabe que escapó de su destino, eligiendo por fin su meta. Cada vez que escuchaba ese cuento, sonreía. Me recordaba que, aunque los chicos fuesen nuestros dueños, nosotras teníamos algo que ellos no tenían: un espíritu luchador.

Vivo en un destino impuro

Que quizá no sea cierto, o irreal. Es un destino impuro, es un destino que no puedo palpar, ni tocar... Es un destino quizá sincero, quizá injusto, pero es mi destino, mi futuro.
Cuando vuelas, cuando de verdad vuelas, y duermes con una sonrisa; no temas, la sonrisa se irá. Esa noche dormirás mirando en el vacío, intentando buscar las respuestas a tu soledad. 
Noche. Mañana. 
Quizá ya no sea de noche...quizá ya no habrá un mañana. 

Impuro es la palabra, porque puede hacerme feliz...y a la vez verme llorar. Puede jugar con mi alma. ¿Pero qué se yo, si solo soy una triste víctima de él?

lunes, 11 de febrero de 2013

Ciclo vital:vida.

No es simplemente un cuento. Es la vida real.

Circunstancias, situaciones. El fracaso. El rechazo.
¿Amigos? Miles. ¿De verdad? Contemos...
Empezaré por, quizá, el principio...
1. Nacemos, crecemos, reímos.
2.Nuestras madres nos protegen. Nuestros padres nos arropan.
3.Papá nos llevó al Zoo. Mamá nos ha apuntado a Ballet. Quizá seamos buenos.
4.Hemos crecido tanto, que la ropa no nos viene. Nuestros gustos han cambiado junto con nuestro metabolismo.
5.¿Qué es eso rojo que me sale entre las piernas? ¿Y ese pelo? ¿Qué me está creciendo?
6.Ballet no nos gusta, quizá hagamos otras actividades extra-escolares.
7.Nos gusta ese chico/a. ¿Y nosotros a él/ella?
8.El inglés se nos da fatal. No entendemos por qué hay que aprender historia.
9.Ese chico/a nos ha rechazado. A por otro/a.
10.Este nos quiere. No estudiaremos más, aunque seamos inteligentes. Nuestro novio/a es lo mejor.
11.Adiós por un tiempo queridas amigas.
12.Hablando de amigas... ¿quienes sois las de verdad? ¿estáis ahí? ¿nos seguís queriendo?
13.Adiós, pequeño/a. No olvidaré nunca estas 2 semanas de relación.
14.Estudios, estudios y más estudios.
15.Verano por fin. Playa, piscina y playa. Y piscina. Y playa. Y helado. Y playa y piscina.
16.Bachiller. Nuevo novio. Nuevas amigas. ¿Conservamos a las de verdad?
17.La uni. ¿Qué nos cogemos?
18.Es demasiado difícil. Hoy nos vamos de fiesta. Quizá mañana podamos estudiar mejor.
19.Hemos suspendido.
20.Hemos aprobado, después de 4 laboriosos, pero beneficiosos, años.
21.Nos mira con un ápice de sentimiento.
22.Nos hemos enamorado.
23.Es la/el ideal.
24.Casa, trabajo.
25.Hijos. 2, para ser exactos. Se parecen a sus abuelos. Abuelos...papás...
26.Reflexionamos sobre ellos. Ya hace tiempo que nos hemos independizado, pero jamás lo habíamos pensado como deberíamos.
27.Vamos a verles, por tantos años de castigo en los que no les hacíamos caso.
28.¿Os acordáis de los anteriores puntos? Pues los están viviendo nuestros hijos.
29.Nosotros hemos actuado como nuestros padres.
30.Ellos ahora actúan como nosotros.
31.Una vez nuestros hijos llegan al punto 24, nosotros ya estamos en una residencia. O en una casa.
32.En el punto 25, ellos actúan como actuamos nosotros.
33.Ahora, nos toca seguir el ciclo vital. Pero estamos junto a él/ella, después de tantos años...
34.Adiós, mundo.

Vida.

¿Problema?

Momentos cruzados. Miradas enternecedoras.
Un silencio profundo.
El alma de él.
El alma de ella.

















¿Sabéis cuál es vuestro problema? Que jamás os diréis que os amáis.

Mi interior.

He hablado tantas veces sobre cosas realmente comunes, colectivas, que quizá no haya valorado algo sobre mí. Sí, es cierto que hice el autorretrato, pero las cosas han cambiado; siempre lo hacen. Quizá no sea la misma, tenga nuevos amigos, y haya dejado a otros por el camino. Quizá tenga otros gustos musicales, otros pensamientos, otras maneras de afrontar la vida. Quizá la adversidad me haga darme cuenta de la verdadera situación.

Como siempre digo, jamás hay que rendirse, hay que seguir para arriba, subiendo la cuesta de nuestras vidas. 
Pero, últimamente, voy perdida en este mar. Llevo tanto tiempo conteniendo las lágrimas, que quizá me afloran con más facilidad. Y no es solamente un pensamiento; es una realidad. 
Si los golpes fuesen blandos, quizá no me rendiría. Los golpes, tan duros como una piedra, obstaculizan en camino a seguir. 
Harta de las preocupaciones, alérgica a los sentimientos.
Creo que estoy enferma... la vida me ha enfermado.
Entre tantas cicatrices ya no veo ni mi propia piel. Mis propios pensamientos van en contra mía. Quiero luchar, gritar... pero nadie me oiría.
Pocas cosas me harían seguir, continuar. Otras tantas me harían rendirme.
¿Felicidad? Inexistente. Cuando crees que estás en la cumbre, luego bajas. 
Contradicciones a todo momento. Y mi pregunta, ¿qué hago si cuando quiero llorar no puedo?
Mi sentido de vivir se esfuma. Mis ganas. Todo lo que evito pensar se agolpa en mi mente. Intento gritarle que se vaya, que se esfumen los problemas...pero siguen ahí, impertérritos. 
Tantas situaciones confundidas. Tener al enemigo al acecho. Observar la muerte des de cerca. No por mi parte, pero quizá por una cercana...
¿Cómo querer seguir, si mi máquina está rota? 
Intento sonreír, de verdad lo intento. Y lo consigo. Llego a extremos, que soy totalmente feliz. Llego a tales puntos que soy muy feliz. Y otros en los que no quiero salir de mi cama, de mi cuarto... de mi mente. 
A veces el pensamiento es un mal compañero. A veces lo es.

Ahora estoy mal. Luego bien. Luego fatal. Pero, ¿cómo estaré dentro de una semana? ¿Cómo sabré que de verdad estoy bien? ¿Acaso tengo que... arreglar mi maquinaria imperfecta?

lunes, 28 de enero de 2013

¿Vivir?

En este mundo, o arriesgas o jamás ganarás. Durante mi corta vida he aprendido varias lecciones, quizá demasiado adelantadas, quizá en su continuo ciclo vital. He aprendido que llorar es de valientes, no de cobardes. He aprendido cuál es el valor de una amistad, y cuál el de una perdida. He aprendido a conocer mejor a las personas, a no menospreciarlas. He aprendido a superar mis obstáculos, a aprender de mis errores...que por desgracia han acrecentado en número. He aprendido a valorarme más. 
He aprendido tantas cosas, que quizá ya las haya olvidado. Pero es que la vida es un largo camino, o a veces corto. Es como el agua de un río, que fluye... En algún lugar no muy lejano, una persona pensará:
-¿Y qué hacer con mi vida? 
Yo, sin dilación, le respondería:
-Vivirla espontáneamente, sin ataduras, libremente.
Y es que es así. La vida es actuar, no predecir.
Aprender de la vida es aprender de una etapa, de una situación. Ese decir de "Con cada golpe me haré más fuerte" lleva implícito el verdadero significado: "Con cada ocasión, con cada momento, con cada circunstancia en la que falle, yo me levantaré, aprenderé de esa etapa, y volveré a los andares de este río".
Impertérrita, atónita, llegarás a algún momento en el que te sentirás desdichada/o; otro en el que estarás feliz. Levántate. Sube. Ahora baja. Así es el cardiograma de nuestra vida. 






Conocimiento, saber, enseñanzas.
Alegría, tristeza, melancolía.




Vivir. ¿Qué es vivir? ¿Acaso es un sentimiento, una palabra sin más, es una explicación?
Vida....vivir... Y es que vivir no es más que un conjunto de sentimientos, un conjunto de palabras, un conjunto de explicaciones. Vivir es aprender. Aprender es vivir. Vivir es llevar el fluido de la sangre latente en nuestros corazones. Vivir es amar, es perdonar, es soñar... Vivir... es un ámbito lingüístico para definir una cosa: La vida. Vivir es una aglomeración de enseñanzas, ansiosas por llegar a la mente de muchas personas.

El río está fluyendo...déjalo latir, déjalo llegar hasta los lugares más recónditos de nuestro planeta...déjalo vivir.